Podemos fue el partido revelación de las pasadas elecciones europeas de mayo de 2014. Su mensaje, desenfadado e irreverente, difería de lo que hasta ahora conocíamos los españoles como política. Y es que su líder,
Pablo Manuel Iglesias Turrión, reconoció en televisión que
se había costeado una serie de cursos de formación para hablar por la televisión, y aunque al principio y al menos en los canales de ámbito nacional, era comedido (no así en los programas de
HispanTV, la televisión del
régimen de Irán), poco a poco fue
perdiendo los papeles, mostrando a un Iglesias chulesco, grosero, prepotente y lo más grave, falso.
Para paliar un poco este paulatino descenso de simpatía, Iglesias mandaba a los platós de televisión a sus más allegados escuderos. Sin embargo, prácticamente no había diferencias. Lo que el líder defendía era lo que cacareaban sus fieles adeptos, sin ningún tipo de matiz o condimento que enriqueciera al mensaje. Todo era exactamente lo mismo, con idénticas expresiones, similar salida de todo y por supuesto, el análogo tedio.
Empezaron pues con la palabra que les hizo famosos: 'casta'. Pero cuando los periodistas, pasado un tiempo, tiraron de hemeroteca y comprobaron que era la misma estrategia y discurso de ciertos dictadores en países latinoamericanos, en especial Venezuela y Cuba, los 'podemitas' empezaron a matizar. No nos extraña, llamaban 'casta' a todo aquel que no tenía las mismas ideas que ellos, independientemente de que fueran o no corruptos, 'palabro' con el que siempre vincularon a 'casta' aunque evidentemente, solo era una careta para ocultar su fascismo más retrógrado, ya que en Podemos no hay democracia, de hecho, ni se consiente a la crítica interna.
De esta manera, mientras el discurso les funcionó se crecieron. Caras nuevas como la de
Irene Montero, empezaron a cobrar protagonismo al tiempo que otras que antaño fueron cruciales como las de
Monedero o
Errejón, fueron paulatinamente apartadas por los escándalos, siendo especialmente sangrante el caso del 'tesorero' de Podemos, de nombre Juan Carlos 'Billetero', que
se lamentaba recientemente de que sus antiguos compañeros lo rehuían.
Pero no solo por el debilitamiento del concepto 'casta' fue perdiendo apoyos Podemos. Y es que la formación púrpura ha jugado a la ambigüedad desde el principio, proponiendo cosas que jamás explicaban pormenorizadamente cómo llevarlas a cabo, cómo las iban a presupuestar, o quiénes las iban a disfrutar. Sus vagas explicaciones apuntaban a divagaciones de quién tenía que aportar más (ricos) y quién menos (pobres), pero nunca definían exactamente dónde estaba esa difusa línea a partir de la cual un pobre se convertía en rico, mientras paralelamente, la hacienda de muchos de sus miembros no paraba de acumular cifras astronómicas, y no hablamos solamente de Monedero.
Mientras tanto, todo continuaba difuso al tiempo que los escándalos crecían. Podemos se 'defendía' alegando que como 'eran los buenos' les iban a caer hostias (con perdón de la expresión) hasta en el carnet de identidad, que todo era mentira, una burda campaña de desprestigio (y ellos contraatacaban con campañas extremadamente 'refinadas' como: "su odio nuestra sonrisa").
Pero lo cierto es que las pruebas en su contra se les amontaban y mientras tanto y para su pesar, sus círculos se desintegraban, ya que solo valía la opinión 'oficialista' vertida por esa cúpula que asegura hablar siempre "en nombre del pueblo", más aún, de la mismísima Democracia, aunque en contraposición, se niega tajantemente a tan siquiera escuchar al crítico dentro de las filas púrpura (no digamos ya al crítico de 'fuera'), al que directamente, tildan de "fascista" o "facha" sin percatarse de que con su mediocre actitud, lo que dejan a las claras a la gente es el carácter autoritario y totalitarista de Podemos.
De risa. Y cuando peor lo tenían, como esa puntilla que se les da a los toros para poner fin a su vida, aparece otro nuevo partido y le come la tostada.
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Pablo Iglesias y su partido Podemos, en la misma senda que Rosa Díez y UPyD: la de la caída libre. |
Es entonces cuando cunde el pánico. Los 'podemitas', nerviosos y hasta el cuello por los escándalos, ya no podían usar el término 'casta' contra ellos, de hecho ya no les servía y continuaban sin un programa con el que hacer frente y convencer a los españoles. Incluso, mantenían el rumbo hacia ninguna parte, negándose a explicar las cosas.
Es por ello que necesitaban y necesitan neutralizar a ese nuevo partido, a los llamados cariñosamente, 'naranjitos', y para ello recurren al truco de intentar etiquetar de forma peyorativa a esos nuevos rivales que por cierto, si explican el programa, si dicen cómo lo van a llevar a cabo y por supuesto, no tienen problemas en explicar cómo lo van a presupuestar.
De esta manera, de 'casta' pasamos a 'yogurt de marca blanca' o simplemente a 'recambio'. Es decir, el templario de Pablo Iglesias y sus fieles adeptos, en lugar de limpiar su propia casa y ante las evidencias de que sus errores les están pasando factura, intentan desacreditar al novo oponente.
Por supuesto, sin éxito y sin acercarse en lo más mínimo a ese pueblo del que dicen ser su 'voz'.
Motivo por el cual
la fractura se está convirtiendo en la tónica,
los jirones en sus círculos tienden a crear tendencia, y no solo en los círculos de Andalucía o con líderes como la propia Teresa Rodríguez e incluso Íñigo Errejón, con el cual y ante las cámaras se da besitos y abrazos con tal de mantener las apariencias, sino
en la propia confianza del ciudadano, aquéllos que confiaron en Podemos y que ahora no se acercarían a la formación ni aunque les dieran los 600€ que prometen de verdad.
Ante esta situación, Iglesias no mueve un dedo,
lo que demuestra que lo que le sigue importando es el "ordeno y mando", la galería y sobre todo, el pilotito rojo de las cámaras de los platos. Sigue con las mismas chorradas de siempre
, buscando el titular fácil, como regalar a nuestro rey
Felipe VI, la serie "Juego de Tronos" en un acto europeo. Nuevamente, de risa.
El 'gran líder' debe de pensar que seguimos en los tiempos de la antigua Roma, donde
con pan y circo se evitaba que el pueblo se percatara verdaderamente de los auténticos problemas. Por ello,
es un maestro de la ambigüedad y la provocación.
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'Transparencia' opaca: "objetivo conseguido" cuando la campaña había finalizado el pasado 7 de abril de 2015 |
Por otra parte, quizás, y ante tanto hastío por la reiteración de la misma chabacana estrategia,
la gente deja de asistir a sus mítines, a las asambleas, e incluso a las pantallas de sus ordenadores cuando son convocados a tal o cual evento, puesto que
cada día aparece una noticia que apunta que los que se llenaban la boca con 'casta', ni siquiera llegan a la categoría de "recambio", ya que e
n realidad son pura caspa.
Por ejemplo,
hoy por hoy sabemos que las votaciones en Podemos son siempre fraudulentas, a pesar de que
ya se lo avisaban con bastante antelación. Sin embargo, hemos tenido que esperar a un
nuevo escándalo como el
fraude en las votaciones de la Rioja para tener la confirmación interna de la formación púrpura (
tras meses negándolo todo cínicamente) pero ¿será solo el único pucherazo? Es para dudarlo.
También sabemos que el crowfounding del que hacen gala los 'podemitas',
es para que algunos se llenen el bolsillo a costa de la gente que altruistamente aporta lo que puede, por eso a nadie sorprende la actitud tan altanera del partido de Iglesias cuando #cocinacasera fracasa. Pero lo gordo está todavía por conocerse porque...
¿Qué oscuros pactos, a parte de la financiación ilegal del partido, tiene Podemos con el régimen venezolano? ¿Qué pasará si finalmente gana la insensatez y la formación púrpura llega a gobernar España? ¿Nos hundirá como ha hecho Syriza con los griegos? ¿Nos reprimirá permanentemente como hicieron Chávez y Maduro en Venezuela? Y lo más importante, ¿qué nos va pasar a los españoles?
Inquietante pregunta esta última cuestión no en vano... No es lo mismo ser Cuba, que Venezuela, pero tampoco es lo mismo ser Venezuela que Rusia o Corea del Norte.
Y es que con Podemos, el dicho de "piensa mal y acertarás" por desgracia, siempre se queda corto.
Lo que Podemos demuestra a los españoles es que ellos no son el cambio,
tampoco el 'recambio', sino la caspa más mundana que busca
el poder para llevar a cabo su más oscura venganza.
Lo que nos ocurra en el transcurso de los hechos,
a los templarios de Podemos, no les importa.