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domingo, 1 de marzo de 2015

La gran mentira de Syriza, el 'hermano' griego de Podemos

Syriza: el Podemos a la griega.
El Podemos Griego, Syriza, ganó contundentemente las elecciones griegas el pasado domingo 25 enero para beneplácito de la formación púrpura (Podemos a secas), que ponía como ejemplo de cambio "al partido hermano", reafirmándose una vez en su vacío eslógan: "sí se puede" (por supuesto sin especificar nunca cómo).

Lamentablemente para Podemos, la demagogia de Syriza (que es la misma que la de la formación púrpura), ha quedado en evidencia mucho antes de lo planeado. Tan sólo han bastado un par de semanas, para que la euforia desatada por los griegos que vieron en Syriza como una auténtica alternativa de gobierno, haya virado en una profunda decepción e incluso, a considerar a Alexis Tripsas y a su ministro de economía, Varoufakis, como unos simples trileros que les han vuelto a engañar.

Motivos no les faltan. Ya que de lo único que se han preocupado es en ganar la guerra de los eufemismos o dicho en cristiano, en el afán de cambiarle el nombre a las cosas para que parezcan menos malas o incluso buenas para el ingenuo ciudadano griego.

Pablo Iglesias (Podemos) ayudando en campaña
a Alexis Tripsas (Syriza).
Así, lejos de buscar algún cambio positivo para Grecia, el equipo de Tripsas buscó nombres alternativos para presentar falsas victorias.

Y es que llámese "troika" o "instituciones", llámese "rescate" o "lista de medidas, sobre la base del acuerdo actual", nada ha cambiado con respecto al tan criticado anterior primer ministro: Samarás.  

La demagogia de Syriza ya no funciona, los eufemismos han fracasado estrepitosamente y ahora Tripsas tiene que hacer frente tanto a las discrepancias internas de muchos de los diputados de Syriza, como a un cabreado pueblo que empieza a manifestarse fuertemente, por lo que la estrategia ahora vira de los eufemismos (o engañar a la gente con palabras 'bonicas' o difíciles de entender), a la búsqueda de culpables.

En este sentido, atónitos nos hemos quedado escuchar al líder griego (quizás asesorado por la formación púrpura donde su líder, Pablo Iglesias, está cada vez más nervioso viendo como su estrategia se desmorona como un castillo de naipes); decir que si no está consiguiendo nada de lo prometido es por la intromisión de España y Portugal. Todo un auténtico despropósito que no solo no cala entre los griegos sino que lo hunde por debajo de la altura del betún. No en vano, de todos es sabido cuáles son los poderes de cada estado miembro dentro de la Unión Europea y que se sepa, España no manda más que Francia, Italia y el gran peso pesado, Alemania; de la misma forma, el peso de Portugal en la Unión, es poco menos que el de un peso pluma en boxeo así que ¿cómo podrían influir estos países para perjudicar a Grecia si por ejemplo Alemania o Francia estuvieran a favor de Grecia?

No sorprende que se recurra a actos tan viles, debe de doler y mucho a la cúpula e ideólogos de Syriza, lo lejos y atrás que quedan aquellos mítines de Tripsas tras poco más de un mes de hacerlos (y muy similares a los que ofrece actualmente su "partido hermano" Podemos en España) plagados de ocurrencias, sin explicar en ningún caso cómo llevarlos a cabo y donde jugaba sibilinamente con las emociones y sentimientos del elector griego. Y es que el juego de Varoufakis, para vergüenza de Syriza, ha sido descubierto, demostrándose que las negociaciones que decían mantener con Europa, instituciones, troika o como la queramos llamar, era puro teatro y aunque seguirán buscando culpables e incluso, empezarán a aflorar "posibles y futuras" conspiraciones contra el pueblo griego próximamente, lo cierto es que no podrán apagar (por mucho que le pese) la indignación del pueblo griego.

Representación gráfica de cómo están las cosas en Grecia.
Porque al igual que Podemos en España, Syriza peca de lo mismo que toda la izquierda irracional: levantar falsas expectativas en un ávido intento de recolectar el mayor número posible de votos con la esperanza de que un golpe de suerte termine resolviendo los problemas para después, llevarse el mérito. Pero lo que parece que este tipo de personas jamás llegan a entender, es que han optado por un camino más que pedregoso, arriesgado, porque amigos míos, la suerte no llega, se busca, se trabaja y aunque lo último que el pueblo pierde es la esperanza, lo cierto es que cuando ocurre, se producen las mayores convulsiones sociales, y créanme cuando les digo que: ¡pobre gobierno el que tenga que enfrentarse a un escenario así!

Syriza a tensado demasiado la cuerda que está a punto de desgarrarla, ha levantado tanto las expectativas y esperanzas de los griegos que ahora el batacazo va a ser de órdago. La ilusión de los ciudadanos en dicha formación se está transformando en un peligroso desapego que ya veremos donde termina. Y es que la bomba de relojería no está siendo desactivada, tan sólo se le está dando cuerda y a finales de Junio Syriza tendrá que negociar un tercer rescate (o bueno, en la jerga griega "una tercera lista de medidas, sobre la base del acuerdo actual"). El auténtico "tic-tac" empieza a resonar estruendosamente en cada rincón de Grecia.

Tomen pues nota los "podemistas" o los acérrimos seguidores de la formación púrpura. Sus líderes, ya se están desvinculando de Syriza y Grecia, olvidando lo mucho que los apoyaron, incluso en campaña, con unos discursos idénticos a los que esputaban y esputan en  España; en un vago y desesperado intento de salvaguardar sus posaderas pero olvidando que todavía no están libres del mismo pecado que se les puede achacar a los que otrora, fueron sus hermanos (Syriza): jugar con las emociones, ilusión y sentimientos de un pueblo.

Un arma de doble filo que puede terminar degollando políticamente a toda la cúpula de Podemos. Y es que la bomba del desapego también suena en España, el auténtico "tic-tac" de un discurso basado en la demagogia más repugnante, en confundir al elector en un entramado laberíntico de términos eufemísticos, en el discurso de las emociones, en las ocurrencias imposibles de cumplir y lo más triste de todo: en aprovecharse del más débil para obtener rédito político. Aunque en una cosa si le voy a dar la razón a Pablo Iglesias: España no es Grecia.

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