GARZÓN CONSIGUE PARALIZAR TEMPORALMENTE UNA DE LAS TRES CAUSAS PENDIENTES QUE TIENE CON LA JUSTICIA, USANDO, COMO NO, TRUCOS SUCIOS (LO QUE MEJOR SE LE DA A ESTE JUEZ CORRUPTO)

 Efe

   La recusación -un instrumento que Garzón conoce bien, pues ha sido objeto de muchas de ellas que frecuentemente rechazaba a limine (sin tramitación) atribuyéndoles un carácter fraudulento- le permite mantenerse en el Juzgado de la Audiencia Nacional hasta que se resuelva el incidente y hasta que el proceso penal que el Tribunal Supremo abrió contra él pueda retomar su curso normal.

Varela, apartado

   El escrito de recusación, presentado el viernes en el Juzgado de Guardia, aparta automáticamente a Varela del proceso por presunta prevaricación abierto a Garzón por las resoluciones que dictó en las diligencias sobre las desapariciones del franquismo. El Supremo debe designar ahora al instructor del incidente, que será un juez de la propia Sala Penal y que acordará si tramita o no la recusación. El proceso contra Garzón quedará, mientras, en manos del magistrado al que corresponda sustituirle hasta que la Sala Penal decida si acoge o no la recusación.

Los argumentos de Garzón 

   La recusación se basa en los mismos argumentos por los que la defensa de Garzón ha promovido un incidente de nulidad con la pretensión de finalizar el proceso. De hecho, el escrito de recusación es una copia del de nulidad. Garzón considera que los requerimientos que Varela hizo a las acusaciones populares (Manos Limpias y Falange) para que subsanaran los defectos formales advertidos en sus escritos de acusación manifestarían el "interés indirecto" del instructor en el procedimiento y su "parcialidad". Para la defensa, el juez realizó una "labor de asesoría o consejo jurídico" que le convirtió "en una especie de director o controlador de las acusaciones, perdiendo su posición imparcial de árbitro del procedimiento".

Los escritos de acusación

   Sin embargo, Varela ha acabado expulsando a Falange de la causa por no atender el requerimiento de subsanación. Éste se basaba, igual que en el caso de Manos Limpias (que sí corrigió los defectos de su escrito), en que el juez debe velar por que los escritos de acusación se atengan a los requisitos legales.

   Los escritos de acusación deben "limitarse" -dice la ley procesal penal- a precisar los hechos punibles, porque son los que se ventilarán en el juicio. Esa concreción de los hechos objeto de enjuiciamiento es esencial "para impedir el uso espurio del proceso para fines que le son ajenos" y para el "adecuado ejercicio del derecho de defensa por el acusado, que debe conocer con nitidez cuál es el hecho que se le imputa", argumentaba Varela. El magistrado pretendía evitar que, a través de escritos de acusación que no se atenían a las prescripciones legales, el proceso se pudiera convertir en "un escenario para debates o actos propagandísticos ajenos a la estricta y única finalidad admisible de constatar si concurren o no los concretos elementos que la ley exige para la imposición de una sanción penal".

Fuente: Diario EL MUNDO